A pesar de vivir en la misma ciudad hacía meses que no nos veíamos. Plantado en el umbral de su casa me recibió con un cordial ademán y un bronceado inusual para el mes de mayo.

-  Joder! que moreno estás. ¿Ya has ido a la playita?.
-  Pues no.

Dr. Nevada no pudo contener una sonrisa de autosatisfacción mientras eludía modestamente aclaraciones sobre el origen de su tez tostada que hiciesen alusión a ‘Alpes suizos’ o ‘canchas de tenis’. Me estrechó la mano con fuerza mientras con la otra me sujetaba el antebrazo a modo de semi-abrazo. Aquella tarde rezumaba alfa.

-  Pasa, pasa…

Me encanta su casa. Creo que es el único amigo que tengo sin un solo mueble de Ikea en sus dominios. No sabía muy bien para qué me había convocado pero la botella de vino que acababa de descorchar tenía muy buen aspecto. El pasado invierno habíamos tenido allí mismo una cena a tres con Mario y a ambos les había gustado mi trabajo. Recuerdo que nos despedimos de madrugada declarándonos un interés muto por nuestros respectivos proyectos, y dejando en el aire una tácita intención de futuras colaboraciones. De todos modos todos intuíamos que la simbiosis iba a ser embrollada. Al fin y al cabo  -y a pesar de andar todos implicados en cuestiones de seducción científica-  cada uno tenía su firma y su público. Pero supongo que también todos nos habíamos quedado meditabundos sospechando que, de la colaboración podía surgir algo más que interesante.

Después de ponernos al día tras meses sin vernos las caras, y tras ver que prendía lumbre a mi segundo pitillo, Nevada me invitó amablemente a seguir charlando en la terraza.

-  Pues ya veo que los dos hemos estado bastante liados
-  Bueno, ya sabes que a mí me toca ir donde mis clientes me llevan
-  Ya veo, por cierto fue imperdonable que no nos tomásemos una cerveza juntos el fin de semana que coincidimos los dos en Madrid mientras yo daba mi taller con Torio
-  Ya, pero es que cuando me llamaste me quedaba aun la mitad de un rodaje y no estaba para salir a sargear
-  No te hablo de sargear, sólo de una cerveza…
-  Lo sé, lo sé, pero es que me hago mayor. De todos modos…. os conozco

Seguíamos dándole vueltas al tema de la colaboración intentando converger en algún lugar aunque parecía que Nevada ya le había dado un par de hervores más que yo a la idea. Haciendo las veces de anfitrión llenó de nuevo mi copa a la vez que empujaba un cenicero hacia a mí con el dorso de la mano satanizando aun más mi afición a la nicotina.

-  Yo creo que simplemente no podemos seguir eludiendo la idea de una colaboración seria. Pueden surgir cosas muy interesantes.
-  Estoy del todo de acuerdo contigo, pero aun así es complejo, yo siempre he tenido la impresión de que andamos por caminos paralelos. Cercanos, pero paralelos

Cruzó las piernas y colocó ambas manos con los dedos entrelazados sobre la rodilla que quedaba en alto mientras se recostaba relajadamente sobre el respaldo de la silla de jardín. Frunció el ceño y preguntó inquisitivo

-  ¿A qué te refieres?

Argumenté mi símil del caminante con una sincera explicación:

-  A ver, cómo te lo explico…. A Mario y a ti, y supongo que a todo es equipo de CARICIAen general, os encanta la seducción. Quiero decir que os apasiona escudriñar las mentes femeninas y sacar conclusiones con cada experiencia. Vais por ahí promoviendo nuevas interacciones para después analizarlas en frío y darle otra vuelta de tuerca a vuestra disciplina. Es vuestra pasión. Sin embargo conmigo la cosa es distinta. Es cierto que desde hace tres años me dedico a mi negocio de un modo profesional, y que con cada nuevo trabajo intento superarme. Y sé que soy bueno en lo que hago, de cualquier otro modo no podría dedicarme a esto a tiempo completo, y la hipoteca no se paga sola. Pero si me preguntases por mi persona nunca me definiría como alguien versado en seducción.

Se inclinó hacia delante y me increpó.

-  Coño, pero yo he visto a alguna de tus conquistas y no diría que te va precisamente mal con las mujeres.
-  Sí, pero es distinto
-  Bueno, entonces rebatiré tus objeciones diciendo que yo he probado tu trabajo en primera persona y lo cierto es que funciona.

Esta vez fui yo el que cruzó las piernas y frunció el ceño. Estaba a punto de impugnar su apelación cuando me interrumpió

-  ¿Entonces cómo definirías tu labor?, ¿En qué dirías que eres bueno?.

Ya olvidaba que estaba debatiendo con una mente inquisitiva, aunque tenía una respuesta pre-fabricada para la ocasión

-  Yo me definiría como: experto en marketing de personas en internet.

De nuevo volvió a apoyarse relajadamente sobre el respaldo y ladeó la cabeza con un posado serio. Como si le hubiese puesto en jaque. Nevada era rápido, aquellos segundo de reflexión sólo podía ser augurio de alguna respuesta lapidaria difícil de refutar. Le di una calada a mi cigarro y un sorbo a la copa de vino mientras de reojo le veía cavilar. Al final concluyó.

-  Bueno, ya sabes que nuestro proyecto es cada vez más completo. Y no sólo precisamos de ideólogos. Un técnico especialista podría ser una adquisición muy interesante.
-  ………………

¿Qué decir a éso? probablemente tenía toda la razón. Así que…. aquí estoy.

Espero que mi colaboración resulte productiva y pueda aportar cosas nuevas a este ya gran proyecto llamado CARICIA.